miércoles, 9 de febrero de 2011

FORJADO CON EL METAL DE UN CORAZÓN MARCHITADO

Forjado con un metal olvidado, mi corazón muerto todavía palpita con la chispa de la vida, una pequeña llama que arranca el fuego de aquel calor interior extirpado de la luz de miles de estrellas extinguidas.

Forjado a base de los golpes de martillo de aquel dios nórdico del trueno, el metal tomó forma para albergar, en ese corazón de caparazón blindado, a mi alma rebelde, que osó soñar contigo y con aquellos sueños que están vedados a los hombres.

Forjado con fuegos que queman y extingen la misma existencia, relegándola a un olvido tal que incluso su nombre y recuerdo desaparece del pensamiento, de los recuerdos y la memoria de los árboles y las piedras, o de la misma palabra escrita o impresa por el hombre, mi espíritu desaparece.

Pero aunque mi aniquilación sea absoluta, ten por cierto que el deseo de vida que me impulsa siempre me traerá de regreso a ti, ¡oh, mi amada!, pues tu nombre es el ancla que me arrastra de nuevo a la existencia, permitiéndome regresar de la nada a tu lado.

Y aquellos mismos dioses que me han desterrado, con el mismo metal que ellos forjaron, temerán el filo de la espada a la que di forma con el cascarón de mi corazón marchitado.

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