viernes, 6 de mayo de 2011

EL OLVIDO

El porqué te observo desde la distancia, imposibilitado para actuar cuando te miro, ya no es una de las razones de mis preguntas.

Son los recuerdos que me acosan. Esas ideas y buenos recuerdos del pasado que uno desea que se repitan, a la vez que se pretenden olvidar para conseguir que la vida de uno continue en un presente real que no esté anegado por las sombras del pasado.

Pero te miro... y al observarte de nuevo temo que pudiendo ser igual o mejor los momentos que pudiera compartir contigo, también éstos acabasen por desaparecer, sintiendo así tu olvido; la ausencia desgarradora de mi corazón. ¡Tú!

Y así, yo decido que no debo hacer nada, sólo observarte detenido, cuando sé que la realidad se mueve y la vida dictamina que debiera dar un paso que me acercase a ti. Ni siquiera sé si existes o ya has entrado en la existencia que me rodea. Si sólo te soñé, perfeccionándote, o si en realidad eres mucho mejor y superas con diferencia mi propia ilusión de quién eres.

Y así estoy. Parado. Deseando amar pero temiendo al amor. Sin dar un paso. Paralizado.

Cayendo finalmente en el olvido de aquellos mismos ojos que también se habían fijado en mí.


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