viernes, 18 de noviembre de 2011

NOCTURNO



Vivir en la noche. Mi momento preferido, cuando puedo ver tranquilamente una película en el silencio nocturno, escribir sobre mis delirios e intereses, y abstraerme leyendo un buen libro o un cómic.

La noche, el momento en que me siento más inquieto, más inspirado, más soñador, más... más... lo que sea.

Más libre, quizás.

Contemplo el exterior a través del cristal de mi ventana, y veo todas las luces de los pisos vecinos apagadas. Es mi momento, cuando la gente duerme y sueña mientras sólo el ocasional brillo de unas farolas iluminan el frío aire otoñal a través de las ramas de los árboles cuyas hojas ya se desprenden anunciando el invierno que se acerca.

Silencio y soledad que me rodea y me abraza.

Reconozco que mi nivel de vida es mucho mejor cuando duermo de día y hago mi vida de noche, pero ése es un lujo que sólo me puedo permitir en vacaciones o en algunos ocasionales fines de semanas. Aún así, mañana tendré que despertar de nuevo para hacer mi jornada, y aquí estoy, sin poder dormir una vez más. Lo siento, pero es la noche cuando realmente me siento despierto. Han pasado años, y nada ha cambiado. Da igual que mi trabajo sea diurno y que intente adaptar mi cuerpo a esos horarios. No se puede forzar a la naturaleza del cuerpo. Yo soy nocturno y, a la mínima oportunidad, mi cuerpo y mi mente se sublevan de este sueño obligado y vuelven a la vigilia nocturna en la que quisiera vivir mi vida. Únicamente seguir el ritmo natural que marca mi cuerpo...

Vivo de noche, y de día, un muerto en vida.

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