miércoles, 25 de septiembre de 2013

Leyendas Medievales presenta: "AD TENEBRAS SERVIMUS" - Un rol en vivo en el mundo de los Mitos de Cthulhu

Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.


"Ad tenebras servimus" es una partida de rol en vivo ambientada en el universo de los Mitos de Cthulhu, situada en los años 20, realizada por la asociación Leyendas Medievales. La partida fue una excusa para reunir a un grupo de amigos durante un fin de semana -el pasado fin de semana del 20 al 22 de septiembre de 2013- en una casa rural, en la que se realizaron un par de partidas de rol en vivo (la que aquí se menciona y otra más, "El encargo de Don Pietà o el asesinato de un millón de dólares", también situada en los locos años 20, pero ambientada en el mundo de la mafia), una barbacoa y varias charlas amistosas, así como se reforzaron algunos lazos de amistad. Esta partida forma parte de algunas de las actividades que últimamente la asociación a retomado a nivel interno, intentando renovar aires y emprender una nueva andadura, y aunque en principio sólo están abiertas a sus socios, también permiten la entrada a algunos amigos y allegados de la asocición. De momento estas actividades están restringidas a un pequeño grupo de personas a fin de mantener cierta calidad tanto en las partidas como en la ambientación, así como nos permiten ir explorando nuevos sistemas de juego, maquillaje o atrezzo.


INTRODUCCIÓN

Bosques de Dunwich, 21 de septiembre de 1924. Un grupo de personas desconocidas entre sí recupera el conocimiento en una casa en mitad de los bosques de Dunwich. No se conocen entre ellas... y no sólo eso, si no que además no recuerdan cómo han llegado hasta aquí. El hecho de que algunos tengan señales de lucha y que en la mesa del salón haya un círculo lleno de grabados es mucho menos inquietante aún que el cadáver que se halla en un rincón, y que el espantoso gruñido gutural que se puede escuchar surgiendo del bosque que rodea la casa... Salir del lugar parece imposible. Puertas y ventanas están cerradas, y el único modo de hallar una salida es terminando un extraño ritual. Los asistentes disponen de un tiempo limitado para escapar: tres horas. Después de eso, todo se vendrá abajo.


LOS ASISTENTES A LA CEREMONIA

Catorce eran los asistentes a la ceremonia, y uno de ellos yacía muerto. Nadie recordaba como habían llegado allí, nadie sabía que había pasado; algunos tenían señales de combate y estaban heridos... ¡Tenían que atar piezas!


Repartidos entre la casa, debían de reunirse, pero tenían dudas de quién era quién y en quién se podía confiar o en quién no. Era posible que todo fuera una trampa perpetada por la misma persona que los había llevado allí.


En el salón existían indicios de haberse realizado una extraña ceremonia. Una mesa cubierta de extraños símbolos arcanos, un pequeño libro con extractos del Necronomicón, una daga ceremonial...


Entre todo ello, un pequeño manuscrito, la pista de quién los había llevado hasta allí, de quién los había llamado, y aquello que todos juntos habían convocado: Shub-Niggurath, la Cabra de los Diez Mil Retoños...


LA LLEGADA DE SHUB-NIGGURATH

Efectivamente, en el exterior, en el interior de los bosques, una gran entidad se estaba formando... Era Shub-Niggurath, que estaba creciendo sin control. No sé si fue casual que ese mismo día, por la mañana, fotografiara esta hermosa imagen de una montaña en cuya cumbre se formaba una nube de extrañas formas, que en cierto aspecto recuerda a algunas de las criaturas convocadas por la mente de Lovecraft, el “creador” de los Mitos de Cthulhu, aunque la imagen me hace pensar más en Nyarlathotep, el Caos Reptante.


Fuese como fuese, y volviendo a la historia en cuestión que nos ocupa, el caso en que tras la invocación fallida, resultó que entre los asistentes no sólo había un grupo de sectarios seguidores de Sub-Niggurath, sino también un híbrido humano latente creado por una facción de la secta, que tenía que dar origen a un retoño oscuro de Sub-Niggurath, un infiltrado seguidor de Yog-Sothoth, y un vagabundo dimensional. En definitiva, ¡nadie era de fiar!


Los reunidos, así, empezaron a desconfiar unos de otros. Algunos daban señales de sufrir crisis y locura, otros, de gozar de extraños dones; algunos estaban poseídos, otros disfrazados bajo forma humana...


Algunos de los reunidos habían convocado a la Cabra de los Diez Mil Retoños con ánimo de controlarla, otros, los más fanáticos, simplemente querían desatar la furia de este Dios Exterior sobre la Tierra. Fuese como fuese, para lograr ambos objetivos, hacía falta realizar un sacrificio humano convocando un extraño ritual para el que era necesaria una daga ceremonial y conocer las palabras adecuadas.


A partir de ahí sólo había que dejar que las cosas ocurrieran solas. El tiempo corría. Las tres de la noche iba a ser la hora final. Si no se resolvía el asunto, todos perecerían... aunque lo cierto es que para algunos, ese era un buen precio a pagar si de este modo lograban liberar a Sub-Niggurath.


Obviamente, he decidido no poner todas las fotografías del evento, limitándome a mostrar únicamente algunas zonas de la casa, aunque la partida transcurrió a lo largo de las diversas habitaciones que habían repartidas por ella.


¡Iä! ¡Shub-Niggurath! ¡Iä! ¡Shub-Niggurath!
¡La Cabra Negra de los Bosques con un Millar de Retoños!


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